El comer compulsivamente es un problema severo que puede generar enfermedades físicas, mentales y sociales.
El
comer compulsivamente es uno de los trastorno de la conducta alimentaria y una
enfermedad crónica, que está muy relacionada con la depresión, los miedos y
fobias y conlleva a otros problemas de salud, como el sobre peso y la obesidad
entre otros muchos.
Esta enfermedad afecta sobre todo a personas con obesidad que siguen dietas
por largos periodos, pero no descarta a personas que tienen un peso normal. Se
presenta más en mujeres que en hombres y mucho más en personas jóvenes.
Este problema se caracteriza por que la persona come en poco tiempo una
cantidad mayor a la que se debe consumir normalmente, de forma exagerada,
descontrolada y con mucha ansia. Este problema va seguido de malestar, vergüenza
y culpa, no solamente por la forma de comportamiento sino por el aumento de peso
que general.
Otra de las manifestaciones es que es parte del famoso síndrome del efecto
yoyo, es decir, bajar y subir de peso continuamente, con los riesgos que
conlleva esta inestabilidad en el organismo.
Es un problema que afecta de forma integral a quienes la padecen, ya que no
solamente ocasiona diversos problemas fisiológicos, sino también muchos
problemas emocionales y sociales.
El comer compulsivamente, se caracteriza por comer una gran cantidad de
alimento sin poder controlarla, aunque no se tenga hambre o ya se sienta el
estómago lleno, o sea que se pierde el control de lo que se come. Muchas veces
sucede cuando la persona no puede controlar una emoción negativa y su ansiedad
aumenta, lo que ocasiona un problema metabólico que se convierte en un círculo
vicioso, come, se angustia, come, se angustia.
Otra característica es la obsesión a la comida y por iniciar dietas de todo
tipo, que no llegan a concluir y rompen fácilmente y en muy poco tiempo.
Estas personas, por lo general se sienten culpables por no poder controlar la
ingestión de alimentos y llegan a obsesionarse por su peso de forma enfermiza.
El comedor compulsivo, a diferencia de los enfermos de bulimia y anorexia, no
se inducen el vomito, ni toman laxantes ni diuréticos.
Las personas que padecen este tipo de trastorno responden de manera
inadecuada a situaciones de stress, problemas cotidianos y conflictos
emocionales. Tienen baja autoestima, son perfeccionistas y exigente y con
tendencia a la impulsividad. El alimento lo utilizan como una forma de calmar
las situaciones que les son difíciles de sobrellevar.
Hombres y mujeres comedores compulsivos se esconden algunas veces detrás de
su apariencia física, creando un bloqueo entre ellos y la sociedad y se sienten
culpables por no ser lo suficientemente buenos. Muchos de ellos fueron víctimas
de abuso sexual.
Con una baja autoestima, acompañada de una necesidad de aceptación,
validación y cariño, los episodio de atracones y los momentos en los que come,
se convierten en una obsesión y en una forma de olvidar el intenso dolor que les
produce el no ser aceptados y el afán de ser queridos.