miércoles, 24 de octubre de 2012

Técnias y estrategias de relajación

Ocho claves para superar el estrés y la ansiedad sin recurrir a la comida

Ya sea para regular la ingesta o para minimizar las consecuencias del estrés, la ansiedad y las emociones negativas sobre la salud, es conveniente conocer técnicas y estrategias de relajación. Además de los alimentos que ayudan a combatir el estrés, el gabinete psicopedagógico de la Universidad de Granada propone las siguientes ideas para hacer frente a las situaciones que generan tensión:
  1. Realizar actividades que permitan renovarse desde el punto de vista físico y psicológico: descanso, vacaciones, deportes y actividades de ocio, técnicas de relajación.
  2. Practicar ejercicio físico. Actividades como caminar, nadar, o incluso, limpiar el hogar, reparan fuerzas y reaniman.
  3. Evitar la automedicación, el abuso de cafeína, alcohol y las comidas excesivas.
  4. Establecer límites, aprender a decir"no" y suspender las actividades que son menos prioritarias.
  5. Organizar el tiempo. Priorizar y estructurar las actividades y expectativas.
  6. Intentar mantener expectativas realistas. Esperar demasiado de uno mismo o de los demás, exigirse perfección o ser inflexible con las prioridades puede generar mucha frustración.
  7. Compartir las emociones: buscar alguien con quien conversar y expresar las emociones, tanto las positivas como las negativas.
  8. Anticipar las situaciones estresantes y prepararse para ellas, imaginar la situación y practicar las respuestas y reacciones.

Apetito Emocional

Las emociones, como el estrés, el aburrimiento o la tristeza, condicionan la manera en que nos relacionamos con la comida.
 


 
El estado de ánimo puede alterar nuestras elecciones alimentarias y viceversa: haber consumido (o dejado de consumir) determinados alimentos puede influir en el estado anímico. Distintos estudios apuntan que la tristeza, el aburrimiento o el estrés condicionan la manera en que nos relacionamos con la comida. Unas veces, lo hacen de forma obvia y evidente; y otras, de manera sutil e inconsciente. Sin embargo, estas interacciones son tan complejas, que es difícil establecer con claridad cómo es el vínculo entre emoción e ingesta, qué es consecuencia y qué es causa. Además, no se reacciona igual ante el aburrimiento que parece incidir en un aumento de la ingesta, que frente a la tristeza según los estudios, tiende a reducir nuestras ganas de comer.

A continuación se describe la relación primaria entre las emociones y la comida, cómo influye el estrés en las ganas de comer y cuáles son los sabores que provocan placer.

Las emociones y la comida

Nuestra actitud antes o después de comer es, con mucha probabilidad, la forma más habitual y explícita de la relación que existe entre la comida y el estado de ánimo. Cuando tienen hambre, muchos animales, entre ellos los humanos, tienden a estar agitados, en alerta, e incluso, irritables, ya que esta condición estimula y fomenta la búsqueda de alimento. Una vez más, nuestros genes ancestrales recobran protagonismo. 

Después de comer, el sistema nervioso genera una sensación de calma y el humor tiene más probabilidades de ser positivo.

En cambio, después de una comida que nos sacia, los nutrientes absorbidos llegan al cerebro: a través del sistema nervioso se genera una sensación de calma, un estado letárgico en el que el humor tiene más probabilidades de ser positivo que negativo. 

No ocurre lo mismo siempre, eso sí. Las emociones son de tristeza, vergüenza o ansiedad después de haber consumido un alimento que no debíamos, que sabemos que no es sano o que no forma parte de nuestro plan alimentario para perder peso. Y es que en alimentación nunca hay blancos y negros. Si además se relaciona con la compleja psicología humana, la gama de colores se amplía de forma exponencial.

El estrés y las ganas de comer

El estrés afecta a la salud de manera directa a través de múltiples procesos fisiológicos, pero también es capaz de cambiar comportamientos que se relacionan con la salud, como la selección y la ingesta de alimentos. Los estudios indican que la mayoría de las personas experimentan cambios en la conducta alimentaria en respuesta a una situación de estrés. Sin embargo, esta respuesta no es la misma en todos los individuos. Es más, puede ser la opuesta. 

Un trabajo publicado en la revista científica Appetite calculó, a partir de datos de varias investigaciones, que mientras un 30% de los sujetos estudiados manifestaron un aumento en su apetito, casi un 50% revelaron una disminución de las ganas de comer. Estos efectos parecen ser distintos en función del tipo de persona que siente estrés: quienes restringen la ingesta de manera habitual suelen responder con más apetito y ganas de comer que quienes no la limitan de forma cotidiana.

Los sabores que provocan placer


La sensación placentera asociada al sabor dulce es innata, mientras que el amargo y el picante se rechazan de forma natural por los bebés. Varios estudios así lo han demostrado al analizar las expresiones faciales de recién nacidos a quienes se les administraron líquidos con sabores dulces o amargos. Sus muestras de goce al beber el líquido con azúcar contrastan con expresiones que los investigadores asocian a emociones negativas y que coinciden con el momento de probar el sabor amargo. 

Las reacciones ante un alimento están influenciadas por las experiencias previas y por las expectativas que se tienen sobre su consumo.

Sin embargo, cuando las personas son mayores, las expectativas y predicciones acerca de las reacciones a la comida están muy influenciadas por las experiencias previas. Las reacciones frente a un alimento tienen mucho que ver con qué ha pasado las anteriores veces que lo hemos consumido, pero también con lo que esperamos de ese consumo o cómo afecta este alimento a otras personas. 

Algunos estudios han comprobado que al consumir bebidas que contenían agua con edulcorantes no calóricos, tipo sacarina o aspartamo (sin azúcar, solo con sabor dulce) y con diferentes grados de dulzor, se detectaban mayores subidas de glucosa sanguínea tras haber consumido la bebida con el sabor más dulce. Esto lleva a pensar que, si bien el sabor dulce puede gustar de forma innata, también puede verse afectado por lo que esperamos de él al consumirlo. 

Un buen ejemplo plasmado en el cine es la típica escena de película en la que, tras un disgusto sentimental, la protagonista busca consuelo en un bote de helado. Hacer lo mismo en la vida real, ¿de verdad nos hace sentir mejor o estamos condicionados por esas escenas? ¿Estaremos más relajados después de haber consumido un alimento que quizá no debíamos comer o, por el contrario, tendremos con ello otro motivo de estrés emocional? Conviene hacerse estas preguntas antes de tomar la decisión.

Preguntas Frecuentes



¿El desarrollar un trastorno de alimentación está ligado con la vanidad o la influencia de los medios?
* Esta idea es errónea,  las personas que desarrollan un trastorno de la conducta alimentaria  no es por  simple vanidad, es una enfermedad multifactorial, entre ellas tener baja autoestima, sentir rechazo por su familia o por la sociedad, además la influencia del estereotipo de belleza, que al tener un cuerpo perfecto, les dará el éxito que están deseando.

¿Es una enfermedad que sólo les puede dar a las mujeres?
* Cabe aclarar que no es una enfermedad de género,  pero hay que tomar en cuenta que las mujeres son las que más sufren de la presión social. En los últimos años ha aumentado el número de casos en que los hombres padecen un trastorno de la conducta alimentaria. Hay que enfatizar que éstas enfermedades no respetan género, edad ni clase social.

¿Las personas que padecen un trastorno de la conducta alimentaria, llegan a curarse?
* Cuando se llega a detectar a tiempo y con un tratamiento adecuado el paciente puede reincorporarse de una manera sana a su vida normal. ABC de los TCA ofrece un programa de atención integral para los pacientes que tienen un Trastorno a través de un tratamiento interdisciplinario trabajando el área médica, psiquiátrica, psicológica y nutricional.

¿Puede una persona con anorexia tener bulimia también?
* El límite entre estas dos enfermedades es muy pequeño. Muchas de las personas inician con un trastorno y pasan al otro, o tienen conductas mezcladas, es decir, dejan de comer, luego comen mucho y vomitan, o comen poco y eso lo vomitan, además de utilizar a veces laxantes o pastillas.

¿Una persona con un trastorno de alimentación puede ser atendida únicamente por un nutriólogo o por un psicólogo?
* Un trastorno de la conducta alimentaria no tiene que ver únicamente con la comida, como se puede pensar, ni solamente tratar la parte la psicológica  sin trabajar las fobias que pueden desarrollar a los alimentos. Para que el paciente tenga una recuperación satisfactoria tiene que trabajar varias áreas de manera conjunta y no aislada.

¿Los trastornos de la conducta alimentaria son únicamente un problema relacionado con la comida?
* No, un trastorno de la conducta alimentaria no sólo está relacionado con la comida, también se relaciona con el peso, los mitos y sobre todo con los factores emocionales, por eso es que el tratamiento debe ser interdisciplinario.

¿Cómo ayudar a un familiar o a un amigo?

Tú eres mas que una imágen :)


Desafortunadamente, vemos con frecuencia este tipo de conductas en familiares o amigos y no sabemos cómo actuar para ayudarlos. A continuación presentamos una pequeña  guía de cómo actuar frente a personas que padecen o están desarrollando un trastorno de la conducta alimentaria.

Tenemos el conocimiento  para  afirmar   que  estos  padecimientos  se  han convertido en un problema de  salud   pública   que   se  extiende  en  forma  de epidemia entre los adolescentes de nuestro país. Por  si  fuera  poco, más  de  tres  cuartas partes de esta población presenta factores  de   riesgo   tales   como   el  estar  preocupadas   de  manera  insana  por el  peso y la figura, así  como  el  someterse  constantemente a    dieta,    fenómeno   que   constituye   la   puerta   de   entrada  a  un  trastorno de la conducta alimentaria.




Lo que puedes hacer es:
1. Hazle saber que se le quiere como persona en lo individual.
2. Externe su preocupación y  describa específicamente lo que usted ha visto en su conducta. Al principio mostrará rechazo y negará las observaciones hechas.
3. Mencione que la comida y el peso son únicamente parte del problema. Y que su valor como persona no está en su físico.
4. Busque información acerca de estas enfermedades y compártala con ella.
5. Si la persona a la que queremos ayudar es una amiga, compañera de clase, o del trabajo, platique lo que ha observado a sus familiares, para que hablen con ella. Lo más probable es que la persona se enojará contigo en un
principio, pero es temporal.

6. Al momento de haber aceptado que tiene un trastorno de la conducta alimentaria, bríndale tu apoyo moral.

Lo que no debe hacer es:
1. Lo más importante, es que debes entender que es un trastorno mental y la persona no está fingiendo este tipo de conductas, así que evite discutir, insistir, suplicar o tratar de llegar a un acuerdo para que modifique las mismas.
2. No ignores el problema.  Y no te conviertas en su cómplice tratando de ayudarla a cubrir su conducta.
3. Al saberse descubiertas sus conductas,  no permitas que las lágrimas, berrinches, o promesas te impidan tratar de conseguir la ayuda que consideras que ella necesita. Y comenzará a manipularte, prometiéndote que cambiará sus conductas.
4. No escondas comida o dejes de comprar alimentos que la familia o amigos disfrutan para prevenir el que coma sin control.
5. Evita críticas  de su persona o de otros, haciendo referencia a la comida, peso o forma del cuerpo. Así mismo como hablar de temas relacionados con dietas y exaltar la delgadez como sinónimo de éxito y belleza.
7. No sugerir programa de reducción de peso.
8. Evita alabar actitudes perfeccionistas.






Es importante tomar en cuenta que si no se trata a tiempo estas enfermedades, pueden causar daños físicos irreversibles e inclusive hasta la muerte.

¿Crees tener un TCA? (TEST)




El objetivo de este Test, es darte una orientación si crees que tienes un problema de alimentación o alguien cercano a nosotros lo tiene.

Aclaramos, que este no es un diagnóstico médico, sino un referencial de detección y prevención, ya que éstas mismas hacen la diferencia para tener una mejor calidad de vida.


Contesta las siguientes cinco preguntas:
1.¿Tienes la sensación de estar enfermo o sientes el estomago tan lleno que te resulta incomodo?
                     SI                                        NO

2.¿Estás preocupada/o porque sientes que tienes que controlar cuanto comes?
                     SI                                        NO

3.¿Has perdido recientemente más de 6 kg. en un periodo de 3 meses?
                     SI                                        NO

4.¿Crees que estés gorda/o aunque otros digan que estas demasiado delgado?
                     SI                                        NO

5.¿Dirías que la comida domina tu vida?
                     SI                                        NO






Si tuviste más de dos respuestas afirmativas, debes de buscar ayuda profesional ya que estás desarrollando un trastorno de la conducta alimentaria y en caso de haber contestado solo una respuesta afirmativa estás en riesgo de desarrollar la enfermedad.


Infórmate acerca de éstos trastornos con personal especializado en tratar este tipo de enfermedades.

sábado, 6 de octubre de 2012

La obesidad también afecta al estado de ánimo


Además de los conocidos efectos del sobrepeso en la salud, los trastornos alimenticios son a la vez causa y consecuencia de numerosos problemas psicológicos y los problemas del cuerpo y la mente se realimentan mutuamente.

 La relación entre obesidad o sobrepeso corporal y el malestar psico-emocional es cada vez más recurrente. Los trastornos alimenticios son a la vez causa y consecuencia de numerosos problemas psicológicos; y los problemas del cuerpo y la mente se realimentan mutuamente, en un círculo vicioso, que de no interrumpirse compromete la salud.

“Un estado que no es natural como lo es la obesidad siempre genera un cambio negativo con un funcionamiento anómalo que conlleva a la tendencia a personas amargadas o tristes por su realidad corpórea”.
El exceso de peso suele generar trastornos como la depresión o la ansiedad, ya que dificulta por ejemplo la forma de vestir, la concreción de todo tipo de actividades físicas o sentarse en la butaca del cine. Además, los kilos de más, y sobre todo si son muchos, alteran la autoestima y por consiguiente la
calidad
de vida de las personas que los sufren, las cuales a menudo son también discriminadas.

Además que en estos casos también surgen sentimientos de vacío y frustración, porque las necesidades de afecto, comunicación, confianza, libertad, éxito o de ser correspondido no se ven satisfechas con la comida, con lo que se crea una nueva tensión y se tiende a volver a comer.

Descubrir las relaciones entre los alimentos consumidos y el estado de ánimo y viceversa es el primer paso para frenar la costumbre de comer cuando se tienen problemas y de enojarse cuando las consecuencias de la comida se vislumbran en el aspecto físico.

Para recuperar el buen carácter hay que salir de este círculo vicioso, rompiendo con los cánones de la comida emocional, y así recuperar la libertad de experimentar los verdaderos sentimientos.

VIGOREXIA

 
Locos por la figura
 
 


La vigorexia es un trastorno en el cual una persona constantemente se preocupa por parecer demasiado pequeña y débil. Aquellos con vigorexia sufren el problema opuesto de alguien con necesidad de tratamiento de la anorexia. Otros nombres comunes para vigorexia incluyen dismorfia muscular y anorexia inversa. Las personas con este trastorno no son débiles o subdesarrollados, en absoluto, por lo general tiene gran masa muscular. Esta enfermedad es más común en los hombres.


Una persona que siempre se encuentra con carencia de tonicidad y musculatura, puede sentir una necesidad obsesiva de realizar ejercicio físico para mejorar su aspecto corporal.
Este trastorno es una forma de trastorno dismórfico corporal y se relaciona con el trastorno obsesivo compulsivo. Las personas con dismorfia muscular constantemente se obsesionan con sus imperfecciones, y distorsionan su percepción de sí mismos. La insuficiencia sentida por las personas con anorexia inversa afecta a numerosos ámbitos de la vida, que van desde las relaciones personales a la salud física y emocional. Esta insatisfacción con la imagen corporal es común en las personas con trastornos de la alimentación, razón por la cual tantas personas buscan comer el tratamiento del trastorno.
 

Síntomas
Uno de los principales síntomas de la vigorexia es un programa duro entrenamiento que se centra en el levantamiento de pesas con el objetivo de agrandar los músculos.
Complicaciones
Los problemas que puedan surgir son el daño de músculos y articulaciones, depresión, efectos peligrosos de los esteroides, etc.

lunes, 1 de octubre de 2012

ORTOREXIA


Obsesión a l0 sano


Este trastorno es conocido también como Ortorexia nerviosa denominada asi por Steven Bratman en 1997. Ortorexia desciende su significado del griego utilizando dos términos: “orthos” correcto y “orexis” apetito traduciéndose a “correcto apetito”.
Las personas que lo padecen presentan un extremoso autocuidado manteniendo la exigencia en ellos mismos y otras personas. Los más anuentes a padecerla son los culturistas, atletas, las mujeres y adolescentes. Sus dietas los llevan a iniciar un aislamiento ante la sociedad; debido a la convicción de que no podrán obtener en otros lugares (casas de amigos, familiares, restaurantes) los alimentos “saludables” que consideran necesarios, restringiendo salidas para evitar tentaciones.

 
Síntomas
Los más frecuentes se presentan en personas obsesivas y compulsivas que buscan una salud perfecta debido a su preocupación por la comida sana los cuales tienden a tener una orientación asía los alimentos saludables ya por miedo a envenenarse con productos provenientes de las industrias además gastan mucho dinero y tiempo en la compra de alimentos saludables y en la preparación de sus comidas incluso llagar a no comer por temor a comer alimentos “impuros”.


Consecuencias

Depresión (por sentimientos de culpabilidad), Anemia (debido a la exclusión de alimentos en la dieta diaria), Hipotensión, Osteoporosis, Desnutrición, falta de vitaminas y minerales, falta de energía (debilidad física), Hipervitaminosis o hipovitaminosis, Hipocondrías.





Solución al problema


La educación temprana nutricional es el mejor método para solucionar cualquier trastorno alimenticio, enfatizando que todos los extremos son malos y lo mejor será siempre mantener un equilibrio.

En contraste con la anorexia y bulimia, la Ortorexia se enfoca a la calidad de los alimentos y no en el no comer, pero los ortoréxicos prefieren no comer antes de ingerir un producto que consideran poco nutricional.

MEGAREXIA



Ignora la obesidad
 

Grave trastorno alimenticio, opuesto a la anorexia. La padecen quienes tienen un elevado sobrepeso pero que se consideran sanos físicamente y no hacen nada para adelgazar. Los megaréxicos no son conscientes de su problema tengan el grado que tengan de enfermedad.
Actualmente no muy conocida, es un grave trastorno alimenticio, opuesto a la anorexia, descubierto por el doctor Jaime Burgos. La padecen quienes tienen un elevado sobrepeso pero que se consideran sanos físicamente y no hacen nada para adelgazar.
En cierta forma, son personas obesas que se ven delgadas a causa de la distorsión de la percepción que caracteriza a los trastornos alimentarios. Por esta razón, las personas que la padecen comen de todo y en cantidades abismales, pero no alimentos sanos sino todo lo contrario: comida "chatarra", frituras, alimentos con contenidos elevados de grasa.
¿Cómo saber si se sufre de megarexia?
Las personas que la sufren tienen alterada su percepción de la realidad, se ven perfectamente, sanas y guapas, por más obesa que sea. Eso genera que tengan unos hábitos de vida poco saludables, en contra de lo que su organismo necesita, como sería comer fruta, vegetales y practicar deporte. Se atiborran de comida, normalmente muy calórica, como chocolate, frutos secos, hamburguesas, pizza y todos estos "deliciosos pecados" que se deben evitar por regla general. Una dieta llena de carbohidratos, calorías vacías que no alimentan el cerebro.
Poco a poco, se convierten en personas obesas desnutridas, incluso anémicas. Sufren mareos y tensión baja, debido a esta falta de nutrientes en el organismo, lo que les hace entrar en un círculo vicioso, pues comen para sentirse mejor.
Los megaréxicos no son conscientes de su problema tengan el grado que tengan de enfermedad. Aún así, cuando alguien les intenta hacer ver la realidad, pueden tener un momento de lucidez. Hasta pueden llegar a verse tal y como son, pero su cerebro no lo admite. El espejo no les muestra la realidad, las fotografías por el contrario sí hacen que se vean tal y como son. Normalmente estas personas son reacias a fotografiar sus cuerpos, ya que al ver ese reflejo de la realidad sufren "shocks" importantes. Tampoco les suele agradar ir de compras. El hecho de probarse un pantalón de un tamaño descomunal, les hace caer en un pozo de tristeza y desconcierto. Se vuelven hostiles, intransigentes, conflictivas y hasta mal educadas. Manifiestan un odio hacia el mundo y hasta incluso hacia ellas mismas.
¿Cómo luchar contra la megarexia?
Para combatir esta enfermedad es necesario, como en casi todas las patologías psicológicas, que el enfermo acepte que tiene un problema, ya no solo de peso, si no un grave trastorno alimenticio y psicológico. En esta lucha el entorno de la persona, juega un papel fundamental.
Una vez se acepte el problema no es necesaria una medicación; con una buena alimentación, ejercicio y vida sana, pueden perder la grasa acumulada, obteniendo un gran cambio tanto en su físico como es su mente, situación que ayudará a que poco a poco se vayan aceptando como son. Este trastorno, de la misma manera que la anorexia o la vigorexia, se puede superar con mucho trabajo y constancia.

EBRIOREXIA




Los principales afectados por la drunkorexia (EBRIOREXIA) son jóvenes preocupados por mantenerse delgados que no quieren renunciar al consumo de bebidas alcohólicas para divertirse, la solución: no comer.

Querer tener las medidas perfectas unido a la supuesta aceptación social que tiene para los adolescentes tomar una copa son las bases sobre las que se sustenta este nuevo desorden alimentario. Conocido también como alcohorexia o ebriorexia, aunque lo de menos es el nombre, drunkorexia es un término no oficial que deriva de la palabra inglesa drunk (bebido o ebrio) y del sufijo griego –orexia(apetencia).
Con la llegada de los fines de semana, las vacaciones o los periodos de fiesta, los jóvenes aprovechan para salir y beber alcohol como una forma más de diversión. En este punto, algunos de ellos (principalmente las chicas) empiezan a preocuparse por su físico y las consecuencias que les deja el alcohol en su figura. El dilema que se plantean entonces es ¿renuncio a beber? o ¿bebo a pesar de que engorda?
Fruto de la inconsciencia y del capricho de la edad, los jóvenes se decantan por algo mucho peor: ni una cosa ni la otra, es mejor dejar de comer para poder seguir bebiendo. Esto que parece tan raro no lo es si lo extrapolamos a otro contexto. Seguro que has oído a alguien que prefiere comer lo mínimo para permitirse ese postre que tanto le gusta o se decide saltarse alguna comida para compensar una comida anterior. Es el mismo discurso, aunque mucho más preocupante: en este caso lo que se ha consumido en exceso no es comida, sino alcohol. Según los expertos, podríamos estar ante un caso más grave que la anorexia, ya que se hace un consumo desmedido de alcohol en un cuerpo que prácticamente está desnutrido y esto conlleva negativas consecuencias.
 
 

DIABULIMIA

 


Lo sufren los diabéticos tipo I (sobre todo, chicas que además son anoréxicas o bulímicas); dejan de inyectarse insulina y así adelgazan (al no secretar esta sustancia, que regula el metabolismo de los nutrientes, sobre todo de los azúcares, éstos no se aprovechan y se eliminan por la orina, con lo que se pierde peso, uno de los primeros síntomas de la diabetes).

Omitir o reducir las dosis de insulina necesarias con el fin de adelgazar. Por muy arriesgado que suene es así; así funciona la diabulimia, una enfermedad fruto de la combinación de dos que ya de por sí son suficientemente peligrosas: la diabetes y un trastorno alimentario.


La obsesión por perder peso llega a límites inimaginables: «Se trata de un problema en el que se entra poco a poco, paulatinamente, de manera que lo que empieza de una manera casi de «juego», termina convirtiéndose en un objetivo vital donde la voluntad se doblega en un solo sentido».

Los que padecen esta enfermedad, son habitualmente conscientes de los riesgos que conlleva. Es decir, aunque lo saben en el fondo, gana la idea de conseguir su objetivo: perder peso, y llegan a ese punto en el que no les importa hacer lo que sea para conseguirlo, incluso poner en riesgo su vida.
 
Pero, ¿por qué jugar con las dosis de insulina para adelgzar?
 
Se trata de aprovechar los desequilibrios hormonales propios de una diabetes mal controlada debido a que el páncreas no es capaz de crear por sí solo la insulina. Esta es la encargada de llevar el azúcar a las células pero si no la hay, entonces el azúcar se queda en la sangre y se termina eliminando por la orina y se adelgaza.




Las complicaciones se triplican
Así, los que padecen diabulimia juegan con los factores propios de un trastorno alimentario tales como dejar de comer, atracones y posteriores vómitos, ejercicio físico excesivo y, a su vez, manipulan a su antojo las dosis necesarias de insulina para mantener la diabetes a raya. El resultado es tremendamente alarmante: Se incrementan hasta tres veces las complicaciones que puede tener un diabético; algunas de ellas muy graves: daños en el riñón que pueden degenerar en diálisis, perjudicar la retina hasta caer en la ceguera o padecer pie diabético que incluso puede llegar a requerir la amputación.
A este agravamiento de las complicaciones de la diabetes se le suma las que ya de por sí dejan en el cuerpo los trastornos alimentarios: la falta de la menstruación en el caso de las chicas, falta del desarrollo del cuerpo si el trastorno se da en la adolescencia, pérdida de pelo…
Desgraciadamente esta enfermedad no es muy conocida en la socidad pese a ser una tendencia creciente que tiene un diagnóstico complicado.
Una vez identificada la enfermedad, se procederá a un tratamiento multidisciplinar, compuesto por un psicólogo, un médico de cabecera, un nutricionista y un endocrino.
El perfil de persona que padece diabulima esel de normalmente chicas (aunque empiezan a verse chicos también pero de un modo menos frecuente), con varios años de evolución de diabetes, que debutaron siendo niñas. Suelen ser jóvenes inteligentes, persistentes, con buenos resultados académicos aunque con baja autoestima y muy perfeccionistas. También pueden darse algunas características familiares frecuentes como la carencia de resolución de problemas, alto nivel de exigencia en todos los miembros o déficit de comunicación emocional entre todos los miembros.
En cuanto a los motivos por los que se puede acabar padeciendo esta enfermedad son muy diversos y uno de ellos es el vínculo que existe con la depresión. Lo que no está del todo claro es si la diabulimia causa la depresión, o si la depresión potencia la probabilidad de sufrir la diabulimia. Suele haber una baja autoestima, lo que potencia la presencia de la depresión, y ésta puede llevar a una valoración equivocada de la persona y su entorno, lo que puede empujar a tomar decisiones erróneas respecto a cómo mejorar y controlar su vida.